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“A pesar de que la economía cubana prosiguió su avance en el actual año, no se alcanzan las metas previstas. El Producto Interno Bruto (PIB) crece un 2,7%, inferior al 3,6% planificado”, ratificó el presidente Raúl Castro al clausurar la sesión de la Asamblea Nacional efectuada del 19 al 21 de diciembre. Casi simultáneamente, se había reunido el Consejo de Ministros, donde los vicepresidentes Adel Yzquierdo y Marino Murillo informaron sobre el incumplimiento del Plan Económica 2013 y se analizó el correspondiente a 2014, según fueron informando los medios nacionales.
Impide analizar el comportamiento de la economía cubana en 2013 el mutismo sobre los resultados por sectores. Las causas de incumplimiento aducidas fueron la contracción de los ingresos por exportaciones, tanto de servicios como de mercancías, cuyos precios disminuyeron, mientras aumentaron los correspondientes a los productos de importación (básicamente alimentos), así como por la imposibilidad de lograr el crecimiento esperado en el turismo internacional y algunas producciones nacionales, sustitutivas de las importaciones. Se ve afectada la exportación de servicios, principal fuente de ingreso neto de divisas, como lo es el envío de miles de médicos y personal relacionado con la asistencia sanitaria, fundamentalmente a Venezuela y ampliado a Brasil y países ricos del Medio Oriente.
El aumento de los precios de los productos alimenticios incide notablemente en la capacidad de compra de Cuba, cuando la producción nacional no se ha incrementado con las entregas de tierra en usufructo debido al desestimulo a los campesinos. Igualmente ocurre en el sector manufacturero, en caída sostenida, sin que se prevean inversiones en 2014. Entonces, difícilmente se podrá resolver la correcta aseveración del presidente: “Si no producimos, no podemos avanzar”.
Respecto al turismo, la excelencia en el servicio y la cocina, así como la libertad de movimiento y comunicación con los habitantes, son complementos esenciales a los bellos recursos naturales. En Cuba, las dificultades encontradas son muy diversas, incluso en los guetos supuestamente idílicos para los visitantes, y la primera impresión que marca al visitante puede ser fatal, como el aeropuerto de La Habana. No vale culpar al bloqueo o a la crisis económica en Europa, cuando los turistas habituales del Medio Oriente se dirigen a España y miles de personas prefieren otras islas del Caribe. Junto a la ampliación de capacidades hoteleras, restaurantes y aeropuertos, hay que crear una cultura de acogida al visitante en una atmósfera social libre.
Por otra parte, en los incumplimientos de 2013 se sitúan las deficiencias en las inversiones, debido a dificultades con el financiamiento y el suministro fuera de fecha, inadecuada preparación, atrasos en los proyectos y déficit de fuerzas constructoras. Nada nuevo. No se cuenta con capital y se depende de créditos, en una estructura estatal rígida, ineficiente e improductiva.
En ninguna intervención, durante ambas reuniones, se abordó la apertura a la creatividad de los cubanos ni posible mejoría de las dificultades económicas familiares. Continúan los llamados a esfuerzos, demanda de confianza y paciencia, con el anuncio de garantías de mantener la seguridad social, la educación y el sistema de salud –todos deteriorados y deficientes.
No se mencionó el impacto muy positivo de la llegada de remesas de familiares y amigos, procedentes fundamentalmente de Estados Unidos (que junto a los varios cientos de cubanos, cubano-americanos y norteamericanos visitantes aportan más de 2 mil millones de dólares netos y mantiene a flote a miles de núcleos familiares y estimula el trabajo por cuenta propia) . Indudablemente, es hora de “resolver otros asuntos de interés y establecer una relación civilizada entre ambos países”, como expresara el presidente Raúl Castro.
Fuente: Cubanet