Astro cubano Yasiel Puig se embarcó en un riesgoso viaje hacia la libertad

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La tortuosa travesía de Yasiel Puig de Cuba a Los Angeles incluyó un viaje en lancha rápida desde la isla, semanas escondido en un motel mexicano y turbios contrabandistas regateando un lucrativo rescate por el futuro astro del béisbol.
La historia, descrita en una demanda federal, presenta toda una serie de fantásticos giros en su trama. Puig escamoteado en las mismísimas narices de los contrabandistas en Yucatán. Un sicario que amenaza luego a uno de los amigos de Puig. Un contrabandista, por otra parte, muerto a tiros en Cancún.
Y para colmo, la demanda alega que Puig, antes de su deserción en junio del 2012, conspiró con las autoridades cubanas para encarcelar bajo acusaciones falsas a un empresario, quien afirma haber sido torturado y casi muerto de inanición en una cárcel de la isla.
La odisea de Puig es un ejemplo de alto perfil y con mucho en juego de lo que muchos cubanos, no solo jugadores de béisbol, han tenido que pasar en los últimos años al contratar los servicios de contrabandistas humanos para que los transporten de la isla comunista a México y luego a Estados Unidos.
Puig, de 23 años, finalista para Novato del Año de la Liga Nacional en el 2013, ha sido un éxito sensacional con los Dodgers y objeto de reportajes investigativos de Los Angeles Magazine ESPN The Magazine, los cuales fueron los primeros en detallar su trayectoria hacia el Béisbol de las Grandes Ligas (MLB) y un contrato por $42 millones.
“Todo jugador cubano que haya sido traído de contrabando durante los últimos siete u ocho años pasó por un proceso similar al de Puig”, dijo Joe Kehoskie, consultor y ex agente de béisbol que representaba a jugadores cubanos. “Ninguno de ellos ha hablado oficialmente sobre sus experiencias. Solo se conocen a través de documentos judiciales”.
El abogado de Miami, Ben Daniel, ex fiscal federal que se ocupó de docenas de casos de contrabando de extranjeros, dijo que la extorsión de cubanos, en particular jugadores de béisbol en espera de contratos lucrativos, es un fenómeno relativamente nuevo en la larga historia del tráfico humano desde la isla.
“Creo que se trata de un conjunto de personajes completamente nuevo”, dijo Daniel el viernes. “Son personajes un tanto más siniestros”.
Los jugadores cubanos de béisbol generalmente huyen a un tercer país para, de acuerdo con las reglas de MLB, evitar que sean reclutados como jugadores amateur. Al hacerlo, se convierten en agente libres —que pueden vender su talento al mejor postor— y pueden conseguir contratos mejor pagados. Daniel culpó a MLB, diciendo que los contrabandistas han tomado fuerza porque MLB y los equipos “se hacen los de la vista gorda”.
Puig se une a una oleada de jóvenes jugadores cubanos que han entrado a las Grandes Ligas en los últimos años tras establecerse en terceros países, incluyendo a Adeiny Hechavarría de Miami y Yoenis Céspedes de Oakland. Los detalles de sus odiseas particulares por lo general permanecen en secreto.
Hechavarría dijo el viernes que, aunque él viajó a México en un barco cargado de inmigrantes, nunca tuvo problemas con los contrabandistas. “Gracias a Dios mi historia es muy diferente de la de Puig. Yo no tuve ese tipo de adversidades”, dijo.
Puig, a través de su agente, dio a conocer un comunicado reconociendo la existencia de los artículos: “Entiendo que la gente sienta curiosidad y tenga preguntas, pero no tengo nada que declarar a este respecto”.
El cuento de su escape de Cuba con ayuda de contrabandistas no es el primero en salir a la luz en los últimos años.
El agente deportivo Gus Domínguez fue condenado a cinco años en una cárcel federal luego de ser convicto en el 2007 de entrar de contrabando a Estados Unidos a cinco peloteros cubanos pasando por México.
El ex infielder de Tampa Bay Leslie Anderson, pelotero cubano, también desertó por Yucatán antes de la temporada del 2010.
En diciembre, la fiscalía federal encausó a tres personas por conspiración para contrabandear, secuestra y extorsionar a Leonys Martín Tápanes, outfielder de los Rangers, y de pasar de contrabando a otros 13 peloteros de Cuba a México y de ahí a Estados Unidos.
Una compañía mexicana propiedad en parte de dos de los acusados demandó a Martín alegando que el jugador lo había estafado en un acuerdo para pagarle el 30 por ciento de su sueldo con los Rangers. En su contrademanda, Martín acusó al grupo de sacarlo a él y a su familia de contrabando de Cuba a México en el 2010, y los mantuvo como “rehenes” hasta que los atletas obtuvieron un contrato con las Grandes Ligas y pudieron pagarle un “rescate”.
Los tres están esperando juicio.
El caso de Puig salió a relucir cuando, el año pasado, un empresario cubano llamado Miguel Angel Corbacho Daudinot presentó una demanda federal, alegando que el pelotero había inventado un cuento de que él estaba involucrado en el tráfico humano, lo cual resultó en su arresto, tortura y condena a siete años de cárcel.
Corbacho afirma que Puig, quien estaba mal visto por las autoridades cubanas a causa de sus intentos anteriores de desertar, empezó a informar falsedades sobre personas para ganarse su favor y conseguir entrar de nuevo al equipo nacional, todo eso mientras planeaba en secreto su fuga de la isla.
Puig y su madre, Maritza Valdés González, están siendo demandados por $12 millones en el tribunal federal bajo la Ley de Protección a las Víctimas de la Tortura de 1991. Los abogados de Puig están pidiendo a un juez federal que desestime la acusación.
La demanda alega que Puig siguió la misma estrategia de otro desertor cubano, el lanzador Aroldis Chapman, quien supuestamente también se hizo informante del gobierno antes de desertar y entrar a los Rojos de Cincinnati, donde es conocido como el jugador que más duro lanza en este momento. Un cubano que supuestamente fue encarcelado a causa de falsos informes de Chapman está demandando al jugador en una litigio federal similar en Miami.
El testigo clave en la demanda de Puig es el ex boxeador del equipo nacional cubano Yunior Despaigne, quien respalda las alegaciones de Corbacho y dice además ser un viejo amigo de Puig y haber desertado a México junto con él.
Despaigne dijo que él fue el enlace original entre Puig y el hombre que organizó el escape del pelotero de Cuba: Raúl Pacheco, reparador de equipos de aire acondicionado de Miami y propietario de un negocio de reciclaje con un historial delictivo.
Pacheco se ofreció a organizar y pagar $250,000 por el escape de Cuba de Puig a cambio de un 20 por ciento de los futuros contratos de béisbol del astro, según la demanda.
Junto con Despaigne y otros, el corpulento outfielder desertó de la isla en su quinto intento en junio del 2012. Ellos fueron llevados en lancha a Isla Mujeres, cerca de Cancún. Allí pasaron un mes en un motel barato mientras los contrabandistas discutían con Pacheco sobre el precio, que ahora había subido a $400,000.
Puig no fue maltratado en ningún momento mientras permanecía en el motel, dijo la abogada de Corbacho, Kenia Bravo.
“Estas personas no son víctimas de secuestro”, dijo Bravo, quien presentó la demanda el año pasado con el abogado de Miami Avelino González. “Ellos son participantes voluntarios”.
Pacheco pudo finalmente enviar otro grupo a sacar “clandestinamente” a Puig y a los demás y llevarlos a Ciudad de México, dijo Despaigne. Luego de firmar su contrato por siete años con los Dodgers, Puig pagó $300,000 a Pacheco, unos $400,000 al socio de Pacheco Alberto Fariñas y $600,000 a un abogado llamado Marcos González, según Despaigne.
En una dirección identificada en documentos públicos como la de Pacheco, un anciano dijo que el reparador de equipos de aire acondicionado ya no vive allí, que la vivienda fue vendida hace poco. No se pudo localizar a Pacheco para que declarara al respecto. Al ser localizado el viernes en su casa, Fariñas negó estar involucrado en esa historia. No se pudo localizar a González.
Según la demanda, los contrabandistas —encabezados por el jefe de la pandilla Yandrys Leó — seguían acosando a la estrella del béisbol para recibir el dinero que ellos consideraban que se les debía.
Después de su propia llegada a Miami, dijo Despaigne en un affidávit, León envió a un sicario que “me empujó el cañón de una pistola en el hígado” y me dijo que le dijera a Puig que pagara o si no lo iban a matar.
“Me preocupa que algo me pueda pasar a mí”, escribió Despaigne en su affidávit.
Entonces, otro de los patrocinadores financieros de Puig dijo a Despaigne que León iba a ser “neutralizado”, según su affidávit. León fue encontrado más tarde muerto a tiros en Cancún, aunque se desconoce hasta el momento quién está detrás de su muerte, o siquiera si tiene alguna relación con el contrabando de los deportistas.
León ya había sido sometido al escrutinio de las autoridades federales estadounidenses: en el 2011, él fue encausado por su supuesta participación en un caso no relacionado de contrabando de cubanos de la isla a México.
La causa presentada contra León fue retirada en enero luego que México confirmó a la fiscalía federal que había sido muerto a tiros en México.
El procedimiento descrito en el caso criminal federal de León fue semejante a cómo fueron llevados los jugadores de béisbol a Yucatán, pero sin la participación de agentes deportivos o promesas de fuertes sumas de dinero.
En el caso de León, un grupo de hombres y mujeres cubanos salieron de la isla en mayo del 2009 a bordo del barco de un contrabandista. Para su sorpresa, uno de los contrabandistas les dijo que, a menos que recibieran suficiente dinero, “los iban a tirar al océano”, según documentos judiciales federales.
En Cancún, el grupo —incluyendo a León— fue llevado a una casa cerca de un hotel y les dijeron que no podían irse. Una inmigrante, Adelaida Iglesias, testificó en el juicio de otro acusado que le dijeron que su madre tendría que pagar $40,000 para sacarlos.
Finalmente, se le permitió al grupo entrar a Estados Unidos luego de cooperar con las autoridades. Otro acusado, Oswaldo Martínez, fue acusado de conspiración para cometer extorsión, mientras que los otros tres fueron absueltos. El año pasado, un juez lo sentenció a tres años de cárcel.
Fuente: El Nuevo Herald




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