Periodista oficial indignado por falta de bolsas plásticas en tiendas en divisas

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El conocido periodista Randy Alonso, director del sitio oficialCubadebate y fundador de la Mesa Redonda televisiva, está indignado por la ausencia de “jabitas” plásticas en las tiendas en divisas mientras se venden a peso en plena calle.

Alonso, que experimentó el problema en carne propia cuando días atrás fue a comprar una botella de aceite en un establecimiento de La Habana, recordó que el Ministerio de Industrias anunció que se producirían 1,387 millones de bolsas de polietileno durante el presente año, el doble de las confeccionadas en el 2013.
“¿Por qué entonces faltan las “jabitas” en las tiendas en divisas? ¿En cuál camino se esfuman? ¿Será porque son gratis para el consumidor y no le dejan ganancias al vendedor?”, se cuestiona el periodista, quien fuera una figura instrumental de la “batalla de ideas” lanzada por Fidel Castro en el 2000.
Maltrato al cliente
En su artículo, Alonso se cuestionó que haya que permitir ese “maltrato al cliente” que paga en pesos convertibles (CUC), cuando proliferan los vendedores que se las ofrecen a peso (CUP) a los clientes de mercados agropecuarios, panaderías y otros establecimientos comerciales.
“A ellos no les faltan jabitas”, apuntó el periodista, sugiriendo un trasiego de bolsas con fines de lucro.
Alonso basó su comentario en otros dos casos ocurridos en tiendas en divisas donde la respuesta de los empleados al consumidor al despachar una compra fue “La jabita se la debo”.
El tema de las bolsas de polietileno parece también parte del “desabastecimiento cíclico” que reconocía el diarioGranma esta semana, en un artículo que relacionó carencias de productos de aseo y limpieza en el mercado nacional.
Para muchos ancianos y personas de bajos recursos, la venta de bolsas de polietileno constituye una vía para buscarse la sobrevivencia en medio de su precaria situación económica.
Reproducimos a continuación la “crónica de las jabitas” de Randy Alonso:
LA JABITA SE LA DEBO
Por Randy Alonso Falcón
Hace unas jornadas salí a buscar el necesario aceite para cocinar y lo adquirí en una tienda del boulevard de San Rafael. Tras pagar su significativo precio, me tuve que llevar en las manos el grasiento pomo. “La jabita se la debo”, me dijo el dependiente a medio sonreír.
Más tarde pasé por el departamento de confecciones para niños en la Harris Brother, para dar una ojeada a las existencias y precios de lo que deberé comprar para el bebé en camino. Mientras curioseábamos mi esposa y yo, una mamá compraba unas mercancías que también tuvo que sacarlas dobladas en sus manos. “La jabita se la debo”, musitó igualmente la empleada de la tienda.
Ese mismo día, un amigo me comentaba que había ido a buscar pollo en la tienda La Estación, en Egido, y no había podido cumplir la encomienda porque no tenían allí jabas para echar los muslos de pollo que estaban a la venta.
Recordaba estos sucesos en tres establecimientos en pesos convertibles de diferentes cadenas comerciales mientras veía la retransmisión de la Mesa Redonda sobre la Política para el desarrollo de la Industria de Envases y Embalajes. En ella, una directiva del Ministerio de Industrias precisaba que en el 2014 se producirían 1387 millones de bolsas de polietileno, el doble del año pasado, con destino fundamentalmente a las TRD y el MINCIN.
¿Por qué entonces faltan las “jabitas” en las tiendas en divisas? ¿En cuál camino se esfuman? ¿Será porque son gratis para el consumidor y no le dejan ganancias al vendedor?
Quizás la explicación puedan darla los vendedores que las ofrecen a peso frente a los mercados agropecuarios, las panaderías y otros establecimientos comerciales. A ellos no les faltan “jabitas”.
¿Por qué permitir ese maltrato al cliente?

Fuente: Cafe Fuerte