Según dice Giancarlo Sopo, un ejecutivo de marketing en Nueva York, nacido en Miami: "Preguntar si alguien estaba a favor o en contra del embargo era una buena pregunta en 1962". "Hemos permitido que esta política se convierta en el gorila de 800 libras dentro del dormitorio y una distracción de las atrocidades del régimen, los abusos de los derechos humanos y las aspiraciones de las personas de Cuba", agregó.
Su declaración es sorprendente. Sopo dice que su abuelo fue asesinado por el régimen de Castro. Según dice Sopo, su padre fue testigo de la matanza y peleó en la invasión de la Bahía de Cochinos.
Según los analistas, en la medida en que más personas cubano-estadounidenses de la generación del milenio comienzan a poner en duda el embargo, más de ellos comenzarán a abandonar sus raíces republicanas para cambiarse al partido democrático, como lo hizo Sopo.
Hace mucho tiempo los demócratas han tenido la esperanza de hacer incursiones con los cubano-estadounidenses, el único grupo latino que todavía se inclina hacia los republicanos y quienes han tomado nota del cambio generacional.
Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado, consideró la nominación presidencial demócrata en el 2016 y dijo recientemente que le gustaría ver a Estados Unidos continuar avanzando hacia la normalización de las relaciones con Cuba. "Creo que ha apoyado a los Castro porque ellos pueden culpar de todo al embargo", dijo en el mes de julio durante una entrevista en Fusion.
CNN hizo el contacto para buscar comentarios, pero no había nadie de la oficina de Clinton inmediatamente disponible que pudiera ofrecer una respuesta.
La competencia de este año para gobernador de Florida establecerá el nivel de influencia que mantiene el partido republicano (GOP por sus siglas en inglés) sobre los cubano-norteamericanos.
El gobernador actual republicano Rick Scott, que apoya el embargo, se enfrenta el ex gobernador republicano y ahora demócrata, Charlie Crist, quien durante una visita de campaña en el mes de julio en la Pequeña Habana de Miami, abiertamente hizo un llamado para finalizar el embargo, una medida que había sido considerada como un suicidio político en el estado.
En un debate patrocinado por CNN en Florida a principios de esta semana, Crist dijo que no estaría dispuesto a llegar hasta el punto de reunirse con Raúl Castro, pero defendió su oposición al embargo.
"El embargo ha estado en vigor durante más de 50 años y no ha funcionado. La intención del embargo era deshacerse de los hermanos Castro. Todavía están allí", dijo Crist.
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"El mensaje que funcionaba bien en el pasado (el embargo cubano) e impulsaba a los cubanos mayores a votar por los republicanos, no es tan impactante para los jóvenes cubanos nacidos en los Estados Unidos", dijo Luis Miranda Jr., socio gerente de MirRam Group, una empresa consultora política. Él dice que los mensajes de empleo, recuperación económica y la reorganización del fallido sistema de inmigración es lo que resuena en este grupo.
No solo los cubano-estadounidenses son los que cuestionan el embargo, sino también muchos jóvenes latinos.
El escritor Hector Luis Alamo, de veintinueve años de edad radicado en Chicago y de ascendencia puertorriqueña y hondureña, dice que la gente de su generación siente que "ya es hora" de que termine el embargo. Alamo dice que él y todos los demás de la generación del milenio a los que conoce, anhelan desesperadamente tener la oportunidad de viajar a Cuba, incluso aquellos que no son cubanos.
"No creo que [ser de origen cubano] sea algo que importe", dijo Alamo. "Como estadounidense, tengo un interés personal en la política de mi gobierno no solo con sus propios ciudadanos, sino también con los ciudadanos de otros países".
El 11 de octubre, el New York Times se unió al coro anti embargo.
"Por primera vez en más de 50 años, el desplazamiento de las políticas en los Estados Unidos y las políticas cambiantes en Cuba hacen que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas formales y el desmantelamiento del embargo sin sentido, sea políticamente factible", escribió la junta editorial del Times. "La generación que apoya categóricamente el embargo está muriendo. Considerando que los jóvenes cubano-estadounidenses han tenido la oportunidad de ver las sanciones como algo más perjudicial que útil, sus puntos de vista son totalmente diferentes".
Un sondeo realizado por la Universidad Internacional de Florida en el mes de junio encontró que más de la mitad de los cubano-estadounidenses encuestados en Miami apoyan que el embargo llegue a su fin. Además, la gran mayoría de ellos también favorecen la restauración de las relaciones diplomáticas con La Habana.
Sin embargo, la administración de Obama no apoya levantar el embargo. Éste solo puede ser levantado por el Congreso y como señala Mauricio Claver-Carone, director de U.S.-Cuba Democracy PAC, un grupo de presión a favor de mantener el embargo, los siete legisladores cubano-estadounidenses, entre ellos los senadores Marco Rubio, Ted Cruz y Bob Menéndez, están en contra de hacerlo.
Aun así, la comunidad cubano-estadounidense está cambiando.
"La comunidad cubano-estadounidense es sin duda diferente a la de hace varios años", dice el profesor Mauricio Font, director del Bildner Center for Western Hemisphere Studies de la Universidad de Nueva York. "Tiene una gran cantidad de personas que inmigraron después de 1990, quienes por lo general se oponen al régimen de Castro, pero que quieren tener la opción de viajar a Cuba". Además, los "históricos" que llegaron a Estados Unidos a finales de los años 50 y 60 también están experimentando el desgaste del envejecimiento.
Estados Unidos y Cuba se han enfrentado durante más de 50 años. Recientemente, ambas partes han dado pequeños pasos hacia la reconciliación. En 2011, el presidente Barack Obama disminuyó las restricciones de viaje a la isla para los ciudadanos estadounidenses. La semana pasada, Cuba dijo que estaría dispuesto a cooperar con Washington para ayudar a combatir la epidemia del ébola en África Occidental.
Pero, solo el tiempo dirá si una nueva generación de votantes latinos jóvenes y comprometidos podrá aportar el suficiente calor político para descongelar por completo una relación congelada durante la Guerra Fría.
Fuente: CNN en español