Red clandestina en La Habana conecta 9.000 computadoras



Sin internet, pero el barrio se conecta: En la pantalla, un clon cubano de Facebook en acción.
Varios jóvenes cubanos conectaron en sigilo miles de computadoras a una red secreta que se extiende por varios kilómetros a lo largo y ancho de La Habana, y ahora pueden chatear con amigos, jugar y descargar películas en una mini réplica del mundo en línea al que la mayoría de los cubanos no puede tener acceso.
La red conocida como SNet, abreviatura de StreetNet ("red callejera"), conecta a más de 9.000 computadoras con antenas ocultas de Wi-Fi, pequeñas, baratas pero poderosas, y con cables de Ethernet que cuelgan sobre las calles y tejados por toda la ciudad.
"Realmente necesitamos internet porque hay mucha información en línea, pero al menos esto satisface un poco porque es sentirse como 'estoy conectado con un montón de gente, hablando con ellos, compartiendo archivos''', dijo Rafael Antonio Broche Moreno, un ingeniero eléctrico de 22 años, que ayudó a construir la red.
Cientos de jóvenes conectados a SNet en cualquier momento, juegan a ser orcos o soldados de Estados Unidos en juegos que admiten varios participantes en línea como World of Warcraft o Call of Duty. También se cuentan chistes o intercambian fotos en salas de chat y organizan eventos como fiestas o paseos a la playa.
Muchos utilizan SNet para tener acceso a programas de televisión populares y a películas. El sistema tiene almacenada además una copia de Wikipedia. No está del todo actualizada, pero se refresca frecuentemente por usuarios con acceso al internet real. Existe también una versión realizada en la isla de una red social que funciona de manera similar a Facebook.
Cuba prohíbe el uso de equipo Wi-Fi sin una licencia del Ministerio de Comunicaciones, lo que hace que SNet sea técnicamente ilegal.
No obstante, Broche opina que existe una especie de acuerdo tácito con los funcionarios públicos que permite que SNet opere sin interferencias siempre y cuando sus cientos de nodos sean monitoreados informalmente por administradores voluntarios que se aseguran que los usuarios no compartan pornografía, hablen sobre política, ni vinculen SNet con conexiones ilícitas al internet real.
"No estamos en el anonimato porque el país tiene que saber que existe este tipo de red. Claro, ellos tienen que proteger el país y saben que son 9.000 usuarios que podrían prestarse para lo que sea", dijo Broche. "Nosotros no nos metemos con nadie. Es todo un funcionamiento sano que no se compromete, no influencia, ni el gobierno ni lo que sucede en Cuba... Mientras nos mantengamos haciendo lo correcto, ellos nos dejan seguir".
Los usuarios que violan las reglas pueden ser bloqueados de la red por sus colegas durante un día por infracciones menores como crear demoras en SNet al compartir archivos fuera de los horarios prescritos, mientras que las expulsiones de por vida se dan por violaciones al acuerdo como distribuir pornografía.
"Los usuarios lo respetan mucho para conservar la red, porque es lo único que tienen", dijo Broche. "Tanto yo como los demás administradores seguimos la red para que ésta siga su fin".
SNet inició alrededor de 2001 con un puñado de usuarios y se mantuvo así durante una década. Se han sumado más de 9.000 computadoras en los últimos cinco años y, en un día promedio, se conectan aproximadamente unos 2.000 usuarios.
Broche Moreno calculó que cuesta alrededor de $200 equipar un grupo de computadoras con las antenas y cables necesarios para hacer parte de la red al convertirse en un nuevo nodo.
La red está constituida como una serie de nodos conectados, poderosas computadoras caseras con antenas Wi-Fi extra potentes, que se comunican entre sí pese a la distancia, relativamente largas, y distribuyen señales a una red más pequeña de, quizá, una decena de otras computadoras en la cercanía.
No existen indicios obvios de que Estados Unidos o cualquier otro gobierno extranjero o grupo hayan tenido algo que ver con la creación de SNet, lo que le convierte, por mucho, en el más impresionante ejemplo de ingeniería en telecomunicaciones improvisada de Cuba.
"Lo que existe es una prueba de lo que se puede hacer", dijo Alien García, un ingeniero en sistemas de 30 años, que publica una revista de tecnología de la información que es distribuida a través de correo electrónico y dispositivos de almacenamiento. "Si yo como particular, con ingresos inferiores a los de un gobierno, puedo montar una red, creo entonces que un país lo debería poder hacer ¿no?".
Fuente: Marti Noticias