La primera ronda bilateral de negociaciones entre funcionarios de Cuba y Estados Unidos transcurrió según el guión previsto y permitiendo que cada parte salvara sus muebles de cara a la opinión pública de ambos países, aunque amortizando la polémica Ley de Ajuste Cubano (CAA).
La Casa Blanca puede decir que mantiene la ley; el Palacio de la Revolución puede denunciarla cada vez que lo necesite. Pero previo a sentarse face to face las dos Jotas (Jacobson y Josefina) hubo un seminario “técnico” -del que apenas han trascendido detalles- entre guardafronteras de ambos países, así que el Estrecho de la Florida será una eficaz jaula bilateral, dejando en papel mojado lo seco y lo húmedo de tan añeja legislación.
El resto, como se esperaba, aparentes tanteos, constatación de buenos deseos y voluntad recíproca de hablar y entenderse, pese a las discrepancias y anuncios de flexibilización económica por parte deEstados Unidos, que pone de los nervios al ancien regime. Basta echar un vistazo a los principales medios de comunicación cubano para constatar su unanimidad a la hora de enfriar el alcance del acuerdo bilateral.
Desmontando la guerra
Manejar la guerra es fácil, lo complicado es encontrar la palabra precisa para intentar bailar la danza de los siete velos sin enseñar el ombligo; es decir, no mostrar excesiva alegría ni excesivo pesar por el new deal.
La reacción más plural ha venido del exilio y de la oposición interna, divididos entre los que apoyan un arreglo definitivo y real del diferendo bilateral; los que se oponen con toda su fuerza emotiva, porque se sienten traicionados; y los que mantienen un discreto perfil de observadores de la jugada bilateral más importante de los últimos 50 años.
El pueblo cubano parece esperanzado a juzgar por la nueva izada de banderas cubanas y norteamericanas en balcones y ventanas, algunas declaraciones que van saliendo a cuenta gota y la indisimulada alegría que se percibe en calles y plazas de la isla. Pero no tenemos una encuesta científica que mida el nivel real de adhesión o rechazo al pacto.
En unos 15 días, deben volver a juntarse ambas delegaciones negociadoras en territorio norteamericano, donde Cuba seguirá exigiendo que el Departamento de Estado la saque de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo y que se levante el embargo; y Jacobson seguirá diciendo que son cuestiones que corresponden al ámbito legislativo y que ellos ya han hecho todo lo posible en el ámbito ejecutivo.
Fuera de juego
Y el matiz es importante, sobre todo para muchos cubanos –incluidos periodistas y opinionados- porque a partir de ahora deben aprender a distinguir entre los fueros de la Asamblea Nacional, y los del gobierno y el poder judicial. Tantos años habituados a un solo esquema de picheo provoca que algunos parezcan fuera de sitio (y de juego), tirándole adelantado o retrasado a las bolas y bateando fouls cada dos por tres. Pero todo se andará: es cuestión de tiempo y vista.
En el orden interno, el tardocastrismo ha echado a andar la maquinaria electoral que culminará en el relevo de Raúl Castro y la necesaria modificación constitucional que elimine -entre otras futilidades- el unipartidismo y la eternidad de lo que allí llaman socialismo: veneración castrista asociada a la falta de libertad y a la pobreza.
Recientemente, Eusebio Leal daba cuenta de lo avanzado que están los trabajos de remodelación del Capitolio Nacional para reacoger las sesiones del legislativo cubano. Un símbolo pensarán muchos, pero la civilización comienza cuando se nombra correctamente a las cosas. Aún es pronto para saber si el futuro Parlamento será unicameral o si recuperará ambas cámaras republicanas.
La economía sigue siendo la asignatura pendiente y habrá que esperar a un año o más para poder evaluar el impacto real del Paquete Obama en las arcas cubanas, acuciadas por el desastre venezolano, la caída de los precios del petróleo, y una abultada factura en educación y servicios sociales.
Esquizofrenia monetaria
Lógicamente, La Habana intentará ahora llegar a un buen acuerdo económico con la Unión Europea (UE), con la que tiene previsto reunirse en marzo próximo, ya bajo el nuevo clima de distensión con Estados Unidos. No obstante, en los últimos meses las relaciones no han carecido de altibajos y Europa no está en su mejor momento económico, porque la deflación y el derrumbe del Euro conspiran contra su recuperación, aunque la depreciación monetaria favorezca sus exportaciones.
Cuba necesita tener liquidez y posibilitar que la economía se aproveche del new deal, pero sigue padeciendo la esquizofrenia de dos monedas, pagando altísimos precios por la importación de alimentos y con una estructura de población envejecida, en la que apenas nacen niños, el índice de sustitución es muy bajo, y un segmento notable de población son pobres estructurales e indefensos ante el actual capitalismo de Estado y el futuro.
Tampoco han faltado las poses emotivas, típicas en enclaves de la cultura de la pobreza, donde el subdesarrollo económico y mental condiciona las reacciones de muchas personas. Los exabruptos han generado que algunos saquen del closet sus prendas con los colores de la bandera USA y ya han nombrado a Josefina Vidal Ferreiro como la próxima embajadora cubana en Washington.
Los más entusiastas se refieren a la alta funcionaria castrista como la “primera”, cuando lo más correcto sería que dijeran la primera en muchos años, porque antes -mucho antes- hubo varios embajadores cubanos acreditados en Washington y viceversa.
Para los amantes de Escriba y Lea os dejo datos: último embajador de Estados Unidos en La Habana, Philip Bonsal; y último embajador cubano en Washington, Ernesto Dihigo López de Trigo, quien había relevado al ex ministro de Obras Públicas de Batista, el notable arquitecto cubano, Nicolás Arroyo Márquez, impulsor del modernismo.
Fuente: Marti Noticias