Voces desde Cuba: “Mulas”, la extraña manera en la que muchos cubanos hacen turismo


Viajero cubano en el aeropuerto José Martí
Aún con los cambios de los últimos años en la economía cubana, las dinámicas comerciales más comunes entre los ciudadanos del país permanecen muy al margen de la ley.
Los pequeños negocios privados se fundan en un ambiente de incertidumbre debido a la falta de mercados legales donde obtener materias primas y de facilidades legales para crecer.
Aunque se notan esfuerzos por abastecer a los sectores emergentes de la economía— se incrementan las ofertas de herramientas de trabajo, tecnología y ciertos productos que antes eran casi imposibles de adquirir— los altos precios y el desabastecimiento siguen siendo la norma.
En tal contexto no es raro que florezcan tanto el mercado negro y la corrupción como las llamadas alternativas o "inventos cubanos".
Uno de los más populares, a partir de la relajación de la política migratoria nacional que ahora permite a los cubanos salir de la isla sin solicitar permisos al gobierno, es la utilización de personas para importar las mercancías que adentro no se consiguen o bien resultan demasiado costosas.
Y como en muchos países de América Latina, a las personas que realizan ese peculiar oficio les llaman "mulas".

¿Cómo funciona?

Entre los destinos más frecuentados se encuentran Panamá, Ecuador, Haití, Perú, y México.
 Aeropuerto José Martí
Image caption Las importaciones para viajeros cubanos que retornan a su país están severamente legisladas.
Y aunque parezca increíble, también es rentable viajar desde La Habana a Moscú, alojarse allí un par de días, comprar 150 kilogramos de cualquier cosa y luego revenderlo en Cuba.
Los cubanos no necesitan visado previo para viajar a Rusia, y de ahí la justificación del destino.
Pero para viajar con libertad al resto de los países es necesario poseer un pasaporte extranjero, lo cual no constituye problema debido a la cantidad de cubanos que ostentan además ciudadanía española, cosa que paradójicamente no reconoce la ley.
Las mercancías que se importan van desde simples recambios para bolígrafos y máquinas de afeitar hasta piezas de autos y motores eléctricos. Sin embargo, es más usual la compra de ropas y electrodomésticos, debido a su alta demanda.
Voces desde Cuba conversó con una pareja de jubilados, con pasaportes españoles, que hacen un par de viajes al año como mulas.
El pago que reciben por sus servicios oscila entre 150 y 250 $USD, y quien los contrata cubre absolutamente todos los gastos de viaje como pasajes, alojamiento y alimentación.
Refieren que algunos les permiten traer artículos personales en cantidades que varían entre los 5 y los 10 kg de mercancías, mientras otros son implacables a la hora de ocuparles todo el equipaje.
Generalmente quien los contrata viaja con ellos, y a veces van en grupos de cuatro y cinco personas.
Cuentan además que aun cuando no puedan traer los artículos que necesitan, siempre aprovechan para enviar algunos paquetes a través del correo.
 El aeropuerto internacional José Martí
Image copyright Reuters
Image caption El aeropuerto internacional José Martí de La Habana.
Además, así conocen lugares que de otra forma jamás hubiesen conocido.
Esta dinámica implica el riesgo de que alguien intente pasar drogas u artículos prohibidos bajo la responsabilidad de las mulas— de lo cual alertan las autoridades— pero el peligro no disuade a la gente, a juzgar por lo mucho que se ha extendido esta práctica.

Importaciones a Cuba

En Cuba las personas naturales no están autorizadas a importar productos con carácter comercial, y los pequeños negocios privados carecen de personalidad jurídica.
Se utiliza entonces la exigua capacidad importadora de los ciudadanos para abastecer en cierta medida las demandas del sector económico privado.
La Aduana en Cuba cuenta con una legislación bastante severa, tan exitosa impidiendo la entrada de drogas y armas de fuego como obstaculizando la llegada de zapatos y celulares.
Incluso algunos llegan a definirla como fuente esencial de "bloqueo interno", como llamamos aquí a las sinrazones de factura local que no guardan relación con el Bloqueo o embargo estadounidense.
La Resolución 206 del 2014, de la Aduana General de la República, establece las cantidades de cada producto a partir de las cuales se determina si una importación tiene carácter comercial.
El exegético listado define, por ejemplo, que el viajero puede importar 10 juguetes, 2 neumáticos de bicicleta, 2 teléfonos celulares, 5 relojes de pulsera, 5 pares de zapatos, 2 docenas de calzones, 3 kilogramos de especias, etc…
Cualquier exceso en esas cantidades puede ser decomisado.
Luego si usted tiene 6 hermanos, regresa de vacaciones y todo el mundo decide ponerse literal…, uno de ellos no recibirá su reloj de regalo: nuestra Aduana considera que usted puede hacerse millonario revendiendo un puñado de relojes de pulsera sin marca reconocida.
Fuente: BBC Mundo