La industria turística cubana está bajo una presión sin precedentes
para satisfacer la demanda récord de visitantes, un año después de la
distensión con Estados Unidos que renovó el interés por viajar a la isla
caribeña.
Su clima tropical, ricas tradiciones musicales, famosos tabacos y los autos clásicos estuvieron por décadas fuera del alcance de la mayoría de estadounidenses por las sanciones de la era de la Guerra Fría, restricciones que están cediendo.
Ahora dejó de ser poco común ver a los estadounidenses en la Habana Vieja y en sus estrechas calles junto con europeos y canadienses.
Los empresarios y aprovechadores han subido los precios de los viajes en taxi, comidas y recuerdos. Mujeres cubanas que posan para las fotos con vestidos de colores y pañuelos mientras mastican tabaco cobran $5 en lugar de $1.
Cuba recibió un récord de visitantes de 3.5 millones en 2015, un 17.4% más con respecto al año anterior. Las visitas de estadounidenses aumentaron un 77%, a 161.000, sin incluir cientos de cubanoestadounidenses.
Fuentes de la industria turística se preguntan cómo la isla será capaz de absorber un mayor número de visitantes cuando comiencen los vuelos regulares de las aerolíneas comerciales y servicios de ferry desde Florida planeados para este año.
Mientras tanto, los extranjeros encuentran dificultades extremas para reservar hoteles y alquilar autos, y quienes esperaban descubrir Cuba antes de que las hordas llegaran se dan cuenta de que es demasiado tarde.
"Cuba está repleta de turistas. He visto a tantos estadounidenses, ni siquiera es gracioso", dijo Ana Fernández, de 44 años, de Nashville, Tennessee.
Estados Unidos y Cuba acordaron en diciembre de 2014 poner fin a cinco décadas de enemistad y, desde entonces, restablecieron lazos diplomáticos. La apertura ha beneficiado al pequeño sector privado de Cuba, que ofrece restaurantes y habitaciones para alquilar en casas de familia.
Pero la infraestructura turística cubana, con sólo 63.000 habitaciones de hotel en todo el país, sigue siendo en gran medida operada por el Estado.
"Desde la llegada al aeropuerto hasta la disponibilidad de restaurantes, la infraestructura está al máximo", dijo Collin Laverty, presidente de la Agencia Cuba Educational Travel que organiza viajes legalmente para estadounidenses a la isla.
Un selecto número de hoteles operados por extranjeros, como el Meliá Hotels International SA de España, se llenan rápido, dejando a muchos con pocas opciones y deben recurrir a obsoletos moteles estatales o cuartos en casas particulares.
"Es como una bofetada en la cara, ya que han sido los turistas canadienses y europeos los que han ayudado a mantener la economía cubana a flote durante los últimos 25 años", dijo Keri Montgomery, de viajes Finisterra con sede en Vancouver.
La fruta prohibida
El Gobierno cubano busca mayor inversión extranjera y planea llegar a 85.000 habitaciones en 2020. Pero el ritmo es lento y el desarrollo ha favorecido hasta ahora el destino de playa en lugar de centros culturales.Funcionarios cubanos no respondieron a solicitudes de Reuters para hacer comentarios.
El turismo estadounidense todavía está prohibido bajo el embargo comercial de Washington. Pero desde hace unos años a los ciudadanos del país y a los residentes se les permite visitar la isla bajo 12 categorías que incluyen intercambios religiosos, educativos, culturales y deportivos, entre otros.
En una de sus primeras medidas después de acercamiento, el presidente estadounidense Barack Obama flexibilizó las 12 categorías de los viajeros para ir a Cuba.
El martes, su Gobierno anunció un mayor relajamiento de las restricciones a su régimen de sanciones sobre Cuba que incluyen algunas vinculadas a los viajes aéreos autorizados para permitir acuerdos sobre espacios reservados, código compartido y de arrendamiento con las líneas aéreas cubanas.
El aumento de la presencia de estadounidenses se nota especialmente en La Habana y, por el poco cumplimiento de la prohibición del turismo, algunos están disfrutando de las playas y bares de Cuba con poco esfuerzo para ocultar sus intenciones.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro no ha multado a ningún estadounidense por visitar Cuba desde que Obama asumió en enero de 2009, según muestra su base de datos.
Decenas de autobuses turísticos de 40 pasajeros hacen filas en las aceras del centro colonial de La Habana, donde multitudes abruman hoteles y restaurantes sobrevendidos.
Empleados exhaustos se esfuerzan por controlar la calidad sin haber tenido una temporada baja para tomar vacaciones, reparar la infraestructura y reponer los suministros ya limitados.
Cifras oficiales refieren que unos 70.000 turistas estadounidenses más caminaron en 2015 por La Habana, donde mostraban su piel quemada por el sol en short corto y sombrero.
"El sector del turismo no estaba preparado para un escenario diferente al que había prevalecido en la isla durante más de 50 años", dijo José Luis Perelló, un profesor de turismo de la Universidad de La Habana.
El Aeropuerto Internacional de La Habana carece de infraestructura para manejar la afluencia de visitantes, como suficientes carros para transportar equipajes y escaleras para pasajeros, lo que causa cuellos de botella.
"Esto es una locura total", dijo Roniel Hernández, de 38 años y empleado de la terminal aérea que recibe los vuelos de Estados Unidos. "Los empleados están haciendo todo lo posible para satisfacer a los visitantes, pero el equipo es muy antiguo y necesita recambio", añadió.
Fuente: Marti Noticias