Puede que Google sea el gigante de internet, pero en
Cuba ha tenido que entrar por el aro. Este miércoles, el recién
estrenado local Google+Kcho.MOR abrió tarde sus puertas debido a la impuntualidad del empleado que guarda las llaves y a la fumigación contra el Aedes aegypti
que llenó todo el local de un humo espeso y gris. Ni siquiera esos
contratiempos hicieron desistir a la decena de usuarios que esperaban a
las afueras para conectarse a Internet.
El proceso
para acceder al lugar recuerda a las colas para adquirir productos
deficitarios, como un boleto en un ómnibus interprovincial o una decena
de huevos. "Tienes que venir temprano para marcar, porque si no te vas a
pasar toda la mañana aquí", explicaba una joven que dice haber usado la
novedosa infraestructura en dos ocasiones desde que fue abierta al
público este lunes.
Y todo a pesar de que el flamante
proyecto de Google también se ha doblegado ante el Gobierno en el
bloqueo de páginas web. En el nuevo servicio sitio se mantienen
"presillados" portales como Cubaencuentro, Revolico o 14ymedio.
La censura se debe a que el proveedor del servicio de conexión es la
Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa), el monopolio estatal que
mantiene el control sobre los que puede y no abrirse en sus servidores.
El flamante proyecto de Google también se ha doblegado ante el Gobierno en el bloqueo de páginas web
Sin embargo, las colas no cesan y cada hora se entregan
solo 20 tickets numerados. Previamente, el usuario debe dejar todas sus
pertenencias en un guardabolsos, excepto su carné de identidad, sin el
cual es imposible recibir una de las entradas. Está prohibido acceder
con cámaras, teléfonos, memorias USB y laptops. Todas las fotos
publicadas del interior del local solo han podido hacerlas la prensa
oficial y algunos corresponsales extranjeros a los que se les ha
permitido difundir el nuevo proyecto.
Pese a que en un principio se habló de
la posibilidad de utilizar dispositivos de almacenamiento, como
memorias USB o discos duros externos, para llevar información a casa o
subir materiales a la web, al menos hasta este miércoles no estaba
permitido. Esta limitación le confiere a la sala de navegación un
aspecto de museo: mirar, tocar e irse, pero sin llevarse nada, parecen
advertir los empleados. La experiencia novedosa se reduce a haber
navegado en internet desde un ChromeBook de los 15 que hay en el lugar.
Fabián, un joven que ha venido tres veces entre el martes y el miércoles, cuenta a 14ymedio
que "al principio dejaban realizar llamadas para hablar pero enseguida
lo prohibieron porque la gente gritaba y molestaba al que tenía cerca".
El lugar es apretado y los usuarios no gozan de privacidad mientras se
mueven por la gran telaraña mundial. Varios empleados supervisan cada
gesto y miran por encima el hombro las páginas abiertas en las
pantallas.
"El problema es que esto es una biblioteca
y aquí no se puede hablar en voz alta", describía uno de los
trabajadores del lugar a este diario. En cuanto a los horarios, el joven
asegura que hasta ahora están abriendo "de 7:00 am a 12:00 pm, pero las
primeras horas están reservadas para visitas previamente coordinadas".
Un grupo de miembros de la sección de Inmigración y Extranjería del
Ministerio del Interior salía este miércoles del centro justo antes de
que entraran las 20 primeras personas de la fila. "Ayer vinieron los
vestidos de verde, los del Minint de verdad... ahora, lo que no entiendo
es por qué esta gente tendrá alguna prioridad", contaba Dorian, un
vecino del centro Google+Kcho.MOR.
“Ayer vinieron los vestidos de verde, los del Minint de verdad... ahora, lo que no entiendo es por qué esta gente tendrá alguna prioridad”, contaba Dorian, un vecino del centro Google+Kcho.MOR
Yuli, una estudiante de tercer año de medicina volvió marcar en la cola después de haber hecho uso de la Chromebooks
porque no le dio tiempo a encontrar la información que necesitaba.
"Como no se puede copiar nada, lo que hago es que me lo mando a mi
cuenta de Gmail y luego lo descargo y me lo llevo en otro sitio",
detalla. Su novio, que estudia artes plásticas en el Instituto Superior
de Arte (ISA), cuenta que el día anterior pudo visitar varios lugares
"impresionantes de manera virtual gracias a los espejuelitos de cartón".
Se refiere a la cardboard, una plataforma de realidad virtual para móviles, donada también por Google.
Llama la atención la baja velocidad de navegación en la nueva sala
cuando se había anunciado que el local, insertado en el Museo Orgánico
Romerillo (MOR) que lleva el artista plástico Kcho,
tendría una conexión 70 veces mayor que la ofrecida en las zonas wifi
en el resto del país. Varios usuarios comentaban a las afueras del local
el sentirse defraudados ante las dificultades para ver videos de Youtube o hacer uso de otros servicios que requieren un mayor ancho de banda.
A pesar de los obstáculos, la espera, los tickets numerados y la
imposibilidad de llevarse contenido digital a casa, los usuarios parecen
hipnotizados por las pantallas nada más sentarse frente a ellas y
mueven a toda velocidad las manos sobre el teclado para no perder un
solo segundo de acceso a la web.
Desde la pared, una
inmensa foto de Fidel Castro junto a una bandera cubana los mira. En la
pantalla de los ordenadores, un cintillo electrónico muestra una de las últimas frases que el expresidente escribió a Barack Obama: "Nosotros no necesitamos que el imperio nos regale nada".
Fuente: 14Ymedio